viernes, 16 de diciembre de 2016

El huerto de invierno

    Asistimos en los últimos años a un auge de la horticultura, propiciada por varios factores: una alternativa al sedentarismo y una apuesta por el ejercicio físico al aire libre, una manera de controlar la calidad de parte de lo que comemos, y si tenemos en cuenta estos tiempos de crisis y recortes, supone una pequeña ayuda que nunca viene mal; sin olvidarnos de algo tan saludable también como son las relaciones de amistad y ayuda mutua que se genera entre los  hortelanos.
  La horticultura ha sido una actividad que se ha realizado siempre en nuestros pueblos (últimamente también en las ciudades con los huertos sociales urbanos) y nos quedan reliquias antiguas de ella; en concreto en La Puebla de los Infantes podemos encontrar restos de antiguos acueductos romanos que atestiguan esta actividad, posteriormente del período  medieval nos queda un topónimo visigodo,  Cañebolo,( nombre de la antigua aldea andalusí origen remoto de la población puebleña) que también la atestigua, como el mismo nombre de la Patrona, Ntra. Sra. de las Huertas. Así mismo, en este como en otros pueblos aún se conservan norias, albercas, fuentes, acequias y árboles centenarios que nos recuerdan antiguos huertos y huertas: higueras, nogales, palmeras, laureles…
  Visitamos hoy para que nos hablen del huerto de invierno a dos hortelanos vecinos entre ellos que han llegado a ser buenos amigos precisamente por la actividad en sus huertos, en los que se ayudan mutuamente en las diversas tareas. Son: Cristóbal Molina Fernández ( jubilado) y Joaquín Restoy Serrano (en activo), que nos reciben en un marco incomparable a ambas orillas del arroyo El Álamo, en sus huertos, uno frente al otro.

Cristóbal y Joaquín ayudándose entre ellos en el huerto del segundo
Cristóbal y Joaquín, ¿cómo son los huertos que cultiváis?
Cristóbal: - Mi huerto es una cesión de D.ª Enriqueta Hinojosa, tiene agua abundante, y está en un recodo del arroyo entre un bosque de ribera, un lugar precioso. Aunque con los inconvenientes de la excesiva sombra de los grandes árboles.
Joaquín: - Mi huerto es una propiedad familiar, de mis padres, no es ni grande ni pequeño, es soleado y está bien. Estamos los dos junto a una zona conocida en el pueblo como El Timonar.
Me imagino que disfrutaréis en todo tiempo con este entorno tan bello, en el que observo además una gran variedad de árboles frutales, parras…
Joaquín: - Sí, yo suelo plantar los frutales que más me gustan y entre ellos los que creo que mejor se dan aquí. Tengo olivos, naranjos navelinos, higueras, perales, caquis, granados…
Cristóbal:-  A la orilla del arroyo hay álamos, chopos, higuerones y zarzas que nos dan mucho trabajo, así como un gran pino piñonero. Y dentro del recinto del huerto: nogales, almendros, perales, granados, caquis, manzanos, parras de diversas clases de uvas…
Ya he referido lo de vuestra amistad por motivo de los huertos…
- Sí, nosotros nos conocíamos porque aquí en el pueblo se conoce todo el mundo, pero amigos, desde que Cristóbal se instaló aquí enfrente como hortelano.
¿ Cuál es la base principal del huerto de invierno?
- El trabajo del huerto de invierno empieza en el mes de septiembre cuando se empieza a despejar el terrero de todo lo que ha sido el huerto de verano, dejando los pimientos y las berenjenas sin arrancar porque están produciendo hasta que llegan los fríos, por el mes de noviembre. Hay que darle una mano de mula mecánica, su buen estercolado, que aquí solemos echar estiércol de caballo y cabra porque creemos que son los mejores y producen menos hierbas. Después se le vuelve a dar otra mano de mula mecánica y se deja ya para que le vayan cayendo las lluvias del otoño, aunque cada vez que vamos a sembrar hay que dar otro repaso de mula para soltar la tierra y quitar hierbas.
Porque vosotros procuráis que vuestros huertos sean lo más naturales posibles, ¿ no es cierto?
- Hombre, si se tiene el huerto es para comer cosas naturales…Por supuesto, evitamos tratamientos químicos, empezando porque usamos estiércol en lugar de abonos y después vamos usando métodos naturales para ahuyentar a los animales de plagas. Por ejemplo, aquí estás viendo un montón de cáscaras de huevos, que son para que no lleguen las babosas, usamos un caldo de ortigas contra los pulgones, plantamos tabaco y otras plantas aromáticas para ahuyentar moscas, hormigas y demás plagas.

Cristóbal en su huerto
¿Cuáles son los principales cultivos de invierno que se dan en esta zona y estáis cultivando?
- Tenemos ya, como ves, lechugas, rábanos, coles, coliflores, brócolis, apio, puerros, zanahoria, fresas nuevas recién trasplantadas, espinacas…Estamos segando y estercolando las esparragueras y sustituyendo plantas de  alcachofas viejas por otras nuevas,  que lo vamos haciendo por partes cada 3 años.
¿Estas plantas son de planteras vuestras o las compráis?
- La mayoría son de planteras nuestras o de intercambios que hacemos con otros hortelanos, como el que hemos hecho contigo estos días: tú nos has dado las plantas de alcachofas  y ahora te vas a llevar plantas de fresas que tenemos de más.
(Llegados a este punto aprovecho para informarles sobre el banco de semillas ecológicas y autóctonas de diversas zonas de Andalucía, entre ellas de nuestro pueblo, resultado de intercambios entre hortelanos, que gestiona y administra Rogelio Fernández Reyes).
¿Plantáis los mismos cultivos cada uno o diferentes, por aquello del trueque de productos entre vosotros?
- Son diferentes cultivos porque cada terreno quiere lo suyo, pero los dos trabajamos los dos huertos y repartimos las cosechas de los dos.
¿Qué dificultades se vienen presentando en vuestros huertos de invierno y cómo las solucionáis?
- Aquí las mayores dificultades las producen las heladas, por lo que, por ejemplo, las patatas hay que sembrarlas más tardías. Con las habas y guisantes, aparte de que las heladas queman las flores, nos ocurre que si los sembramos tempranos crían florón (jopo: parásito de las habas).

Joaquín en su huerto acompañado de su hijo
Para terminar, una pregunta obligada es si recicláis los residuos del huerto, si hacéis compostajes…
- Pues sí, te podemos enseñar dos cosas: una, en esta arqueta fabricada por nosotros con una criba de tapadera y entre plásticos, tenemos un criadero de caracoles gordos que los vamos alimentando con las hojas de lechugas, coles, etc...que nos producen dos beneficios: retirarlos de la circulación por el huerto y organizar algún que otro guiso con ellos. Y en ese montículo que ves ahí tenemos almacenado los restos del huerto de verano, esperando que lleguen las lluvias y los descompongan.
Cuando les doy las gracias por su colaboración y sus enseñanzas a Cristóbal y a Joaquín y me voy despidiendo de ellos, todavía echamos otro rato de conversación en el carril, sobre otras delicias que proporciona el paraje de sus huertos cuales son las ricas setas de álamo que se crían en el arroyo del mismo nombre y que nos muestra nuestro amigo Rafael Pizarro que llega en ese momento con una buena “fritada” de ellas que acaba de recoger.

(Esta será la primera parte de una serie de actividades agrícolas que iremos intercalando de vez en cuando en nuestros reportajes, que continuará con una segunda parte que tratará sobre El huerto de verano, y que es nuestra intención realizarla en los Huertos Sociales de La Puebla de los Infantes.)

Imprescindibles


    El/La imprescindible nos remite a alguien muy importante e irreemplazable. A veces hemos podido aplicarle este calificativo a algún líder político, social, sindical, religioso...a alguna figura artística o deportiva…a algún cargo, jefe o compañero de trabajo… Pero más de una vez también nos habrá ocurrido que se nos ha caído “el imprescindible” del pedestal en el que lo habíamos subido. Y ello, porque nos habremos dejado seducir por lo superficial o accidental de las personas (sus títulos, su status,  su expresión verbal, su capacidad de convencer y “meterse al personal en el bolsillo”, su pose, etc…).
    Si atendemos a lo sustancial que debemos ver en las personas, los imprescindibles no nos fallarán ni decepcionarán nunca, porque son auténticos referentes humanos de los que estamos aprendiendo siempre, esos en los que debemos mirarnos para llegar a ser buenas personas , si queremos crecer cada día en valores humanos, tan escasos  en la sociedad en que nos está tocando vivir actualmente, en el siglo del triunfo del individualismo que decíamos en el artículo anterior, en la que muchos que consideramos “líderes” (políticos, sociales, religiosos…)  no solo no reúnen las características de los imprescindibles sino ni tan siquiera son ejemplos para la misma sociedad que deposita  su confianza en ellos, pues con sus actuaciones demuestran estar  enfrascados en sus ambiciones personales a toda costa, cuando no mirando para otro lado ante el sufrimiento humano al que hemos llegado en los tiempos que corren. Por el contrario, los imprescindibles son paradigma de servicio  y preocupación por los demás, sobre todo de los más débiles y vulnerables, olvidándose de sus propios intereses.
 Todos deberíamos tener la oportunidad alguna vez en la vida de tratar a algún imprescindible pues la experiencia nos enseña que quienes los conocen y tratan con ellos les dejan una huella que terminan marcando sus vidas.
   Desgrano a continuación unos versos de un sencillo poema que me ha inspirado la trayectoria de un hombre imprescindible, del que la vida me ha honrado con su amistad, me refiero al que ha sido Alcalde de La Puebla de los Infantes, Antonio Torres Molero, al que pongo nombre por ser sobradamente conocido en los pueblos de La Vega por su talante,  valores humanos y testimonio, que, a su jubilación, deja la estela de casi toda una vida entregada a su pueblo y a sus convecinos de una u otra manera, dándolo todo.

LOS  IMPRESCINDIBLES

Los imprescindibles son incansables
no paran de hacer el bien
por donde quiera que van,
derrochan alegría, entusiasmo, felicidad.
Son honrados, honestos, laboriosos,
coherentes, justos, generosos.
Escuchan, no juzgan,
ni le ponen sellos a nadie;
al contrario, irradian amor
y se ponen en el lugar del otro.
Están siempre dispuestos a satisfacer lo ajeno
antes que lo propio.
Son humildes, sencillos,
se conforman con muy poco.
Y luchan, luchan, luchan
por lo equitativo y lo justo.  
Nunca esperan recompensas,
sólo la satisfacción de lo bien hecho
sólo la tranquilidad de su conciencia.


Fotografía de Joaquín Conde, en la que  aparece Antonio Torres Molero en un acto protocolario. Al lado, Antonio Rangel Gómez, el fiel amigo de sus amigos, otro Imprescindible al que dedico también los versos anteriores.

                                            Rafael Velasco