Francisco Gómez Provincial en su taller, en plena faena de entrelazar varetas de olivos
"El arte es un componente de la cultura, que refleja en su concepción bases económicas, sociales, y transmisión de ideas y valores, inherentes a cualquier cultura humana a lo largo del espacio y el tiempo".
Esta es una de las tantas definiciones sobre el arte, que también se la podríamos aplicar a los magníficos objetos denominados artesanales y a la forma de obtenerlos. Y al contrario: si artesanía significa "crear obras a mano distintas unas de otra", ¿ por qué no se lo aplicamos también al arte?. Nunca lo entenderé. Conclusión: para el que esto escribe y teniendo en cuenta la cantidad de artistas y "mal llamados" artesanos que he conocido, llega uno a la conclusión de que son dos términos sinónimos. Es más, utilizándose la misma imaginación y destreza he comprobado que hay objetos, de los llamados artesanales, que han requerido más arte, esfuerzo y maestría que los llamados artísticos. Por lo tanto, las diferencias habrá que buscarlas en otras motivaciones e intereses.
Comprobemos lo anterior en el caso del puebleño Francisco Gómez Provincial, de 69 años, jubilado del campo, donde ha realizado infinidad de trabajos desde pequeño, si bien en los últimos años en activo se le ha reconocido su buen hacer en el oficio de esquilar ovejas. Persona sencilla, humilde, afable, de gran categoría humana, con un taller que denota por sus útiles, sus materias primas, su organización y orden y los resultados de su buen hacer, que es capaz de tocar todos los palos cual guitarrista virtuoso de nuestro flamenco: cestas de varetas de olivo, dornillos de fresno vaciando y puliendo la madera de este árbol como si de un gran escultor se tratara, objetos de corcho, asientos sobre todo. Elabora así mismo correas de cuero y talabartería ( cinchas y cabezal del caballo, correas de aparejos de burros…); sogas, reciclando guitas del empaquetado de las alpacas de paja, con las que también teje los asientos de las sillas o moldea la madera con una simple navaja obteniendo sorprendentes resultados: mazos, bastones, machacaderas… Ha venido fabricando, todo a mano, escobas y escobillas de blanqueo, hasta que se prohibió cortar palmas. En fín, todo puro arte funcional que nos podrá servir, como antaño, para facilitarnos el bienestar de la vida cotidiana conectada a la Naturaleza.
Le preguntamos ( P.- Pregunta y
R- Respuesta)
P.- ¿Cuándo te introdujiste en el difícil arte de la mal llamada artesanía?
R.- Ha sido un proceso progresivo que comenzó hace
años cuando iba realizando reparaciones que arreglaba por mí mismo sin ayuda de
nadie o fabricando útiles que iba necesitando para el trabajo o la casa. Hasta llegar a la
jubilación en que me he puesto a crear objetos por puro placer y
entretenimiento.
P.- ¿Quién te ayudó o te orientó?
R.- La verdad es que nadie. Lo mío ha sido siempre un puro reto que me ponía a ver si era capaz de conseguir lo que me proponía. Tengo que aclarar que en lo de tejer los asientos de las sillas me dio una orientación mi padre. También al ver algún programa de TV “Forjado a Fuego” me propuse, sin tomar apuntes ni nada, fabricar a mano algún machete y alguna hacha para uso propio, utilizando para ello un disco de grada ya gastado, empleando como fragua la chimenea de mi casa, enfriándolos con aceite para que no perdieran sus propiedades ( Cuando me los enseña ya realizados, particularmente el machete con empuñadura de asta de ciervo, me quedo totalmente sorprendido).
P.- ¿Qué finalidad le das a tus obras de arte?
R.- La finalidad principal es como he dicho la
satisfacción de conseguir un reto que me había propuesto con antelación, el
dedicar el tiempo a una actividad que me gusta y poder lucirlo en mi casa o
regalarlo, a veces con sentido de trueque.
P.- Explícanos el proceso de recolección y tratamiento
de tus materias primas
R.- Las varetas de olivo, por ejemplo, para fabricar
canastos de todos los tamaños, las recojo en el mes de agosto y procuro coger
manojos del mismo grosor en función del tamaño de los canastos que quiera
fabricar y las dejo un tiempo para que pierdan el verdor porque trabajando con
ellas verdes sería más fácil pero pronto se aflojarían los entrelazados.
El corcho lo compro grueso cuando se realiza la saca
en verano, lo corto a tiras, las remojo y les pongo pesos encima para
enderezarlas. Recojo también maderas de brezo para fabricar machacaderas. Y la
de fresno, para algún que otro dornillo para gazpacho, hay que hacerse de ella
en “cuarto menguante” para que no se raje. Y así sucesivamente.
P.- ¿Estás orientando o enseñando a alguna persona que
siga la tradición de este arte?
R.- La verdad es que no, porque cuando les enseño algunas de las cosas que hago a personas jóvenes, les gusta y se sorprenden, pero apenas preguntan sobre el proceso ni manifiestan interés por aprender. Donde se ponga un buen móvil…
Terminamos nuestra conversación animada por las sorpresas que nos va provocando al descubrir una y otra vez tantos y tantos objetos que guarda con satisfacción en baúles fabricados por él. Al tiempo que le animo a mostrar sus obras de arte en exposiciones que se celebran durante el año en nuestra Andalucía. Ante lo que se sonríe y manifiesta un cierto escepticismo para ello. Momento en que se me viene a la mente lo bueno que sería que se organizara en el pueblo una Asociación de Artistas-Artesanos que, aparte compensarles las maravillas que realizan estas personas, velara también por que estas artes no se perdieran.
Mucha salud para tod@s. Rafael Velasco Riejos, diciembre 2025.








