martes, 15 de septiembre de 2015

El Gótico-Mudéjar en los monumentos de La Puebla de los Infantes

         Se ha publicado recientemente por la Diputación de Sevilla (PRODETUR) una guía de los pueblos de la provincia, algo más de cincuenta, en la que predominan las ilustraciones de monumentos en las diferentes localidades en que el gótico-mudéjar ha dejado su impronta: El Gótico-Mudéjar por la provincia de Sevilla. Curiosamente en  La Puebla todos los monumentos de calado histórico como son el castillo y las tres iglesias han sido concebidos siguiendo los cánones de este estilo arquitectónico, o fusión de estilos, de manera que esta circunstancia nos invita a reflexionar sobre el por qué de ello y a contextualizar el gótico-mudéjar en La Puebla de los Infantes. 



 Castillo de época cristiana (Mediados del S. XIV)

         Este arte, sobre el que no podemos describir aquí sus características al detalle por falta de espacio, pero que podemos conocer a través de cualquier enciclopedia digital, es, como decimos, resultado de la fusión del gótico, presente en los reinos castellanos desde el siglo XIII, con el mudéjar, resultado de un conjunto de elementos arquitectónicos hispano musulmanes o andalusíes, que florece tras la conquista de AlAndalus, de la mano de expertos alarifes,  albañiles y artesanos conversos. Pero, para que esta fusión pudiera producirse no solo se tuvo que dar la imposición del arte de los vencedores, sino la admiración de estos hacia el arte de los vencidos. Se dice que tanto Fernando III como su hijo Alfonso X, quedan deslumbrados, como anteriormente les había ocurrido en Córdoba, por tanta maravilla como se encuentran en Sevilla, no solo por  la aljama o mezquita mayor, con su alminar (Giralda) o el Alcázar, sino por todo lo que aún en nuestros días se conserva en nuestra capital del esplendor de AlAndalus, obligando a que no se destruyera nada. Sería a partir del terremoto de 1356, sobre todo, cuando las viejas mezquitas cristianizadas son sustituidas por iglesias de este estilo arquitectónico como las de Omnium Sanctorum, Santa Marina, Santa Catalina, San Andrés, San Pedro…Y qué decir del Palacio Mudéjar del Alcázar, ya en tiempos de Pedro I, ejemplo único de la arquitectura del mismo nombre en España.

Interior de la iglesia de Santiago ( Mediados S. XIV)
         En La Puebla de los Infantes, para que se haya dado la fusión arquitectónica  en toda su monumentalidad; es decir, en el castillo, de época cristiana, de mediados del siglo XIV, que nace probablemente como estandarte de la conquista de este territorio, con funciones de vigilancia de las vías de comunicación con la Sierra Norte y de la banda gallego-portuguesa, origen del actual pueblo-fortaleza, y en las tres iglesias, debieron darse también algunas circunstancias que lo hicieran posible, y que desgranamos a continuación a modo de hipótesis histórica. La principal  sería que el referente a seguir o canon en el que mirarse para las grandes construcciones civiles y religiosas de pueblos como el nuestro tendría que ser lo que se estaba construyendo en Sevilla, cuyo Concejo o Ayuntamiento ya de por si era quien regía nuestro castillo. Junto a este y casi adosada a su barbacana,  la iglesia de Santiago, la más antigua de las tres, que nace por el mismo tiempo para el culto de la guarnición militar y sus cuidadores: herrero, zapatero, talabartero, panadero, lavandera, costurera…; en definitiva, los pioneros puebleños, los primeros pobladores tras la conquista:  cristianos o cristianizados (los conversos),  castellanos o castellanizados. La iglesia de Santiago conserva dos de sus tres naves originarias, con  arcos apuntados de herradura de aires califales cordobeses.



Ermita de Santa Ana ( Barrio de La Medina)
      Otra circunstancia pudo ser que este fuera lugar desde antiguo de alarifes (maestros de obra), albañiles y artesanos andalusíes de prestigio que una vez conversos serían a los que se les confiara las grandes obras del nuevo pueblo que nacía tras la devastación del anterior. Y es que posiblemente la sombra de nuestra aldea andalusí primitiva, Cañebolo, (que ya se menciona en el siglo XIII en el documento de donación de Alfonso X, del Valle de Castril , o de las tierras fértiles del lugar),  sea más alargada de lo que creemos. Lástima que se sepa o se haya investigado tan poco sobre Cañebolo, como casi de todo AlAndalus o de casi todo un milenio de Andalucía. En pueblos pequeños como el nuestro las huellas o las estelas que nos quedan, a falta de archivos históricos de aquella época, son arqueológicas, toponímicas, de usos y costumbres, del lenguaje (tradición oral, leyendas…) En La Puebla tenemos el barrio de La Medina (o La Meína en lenguaje castizo) donde se asienta la ermita de Santa Ana, del siglo XV, que da nombre a una coqueta plaza con su pozo de fábrica andalusí. Esta iglesia tiene  una sola nave, con arcos apuntados de ladrillo, típicos del mudéjar de la Sierra Norte, que perdió con el paso inexorable del tiempo su artesonado, posteriormente restaurado, pero no su encanto. Nos queda la Zahareta, hoy calle, antaño posible zona de expansión o esparcimiento de la aldea andalusí. Nos falta el otro gran elemento para completar el puzle: La Alcazaba, que algunos la situarían en un promontorio pedregoso, testigo mudo de la posible devastación conquistadora, al Oeste de La Medina, conectada por la calle Amargura y observada por el Arquillo, actual calle y antaño, por qué no, puerta de acceso de un recinto amurallado.
       Siguiendo en esta onda andalusí podemos suponer en La Puebla una cultura del aceite, que se prolonga en el tiempo desde su origen hispanorromano de  la municipalidad de  Celti  y junto a ella una industria alfarera importante, como nos evidencian los restos arqueológicos, así como un desarrollo agrícola y hortelano en los valles de Castril y del Infierno, con reliquias de fuentes y manantiales, de norias y albercas, de palmeras y laureles centenarios. Y relacionado con el campo en general, una artesanía, gastronomía y cultura fitoterapéutica importantes. Y podríamos seguir con el encalado de las casas, ( tenemos un pueblo blanco donde los haya…) un vocabulario y expresión ágiles, vivaces, llenos de contenido que se funden con los gestos…Pero que estas hojas no nos oculten el bosque de la grandiosidad de AlÁndalus que en los pequeños núcleos de población como Cañebolo posiblemente no se disfrutara: su aportación científica (medicina, matemáticas, astronomía…), tecnológica, artística, filosófica, histórico-literaria, su trasvase de la cultura grecorromana a una Europa embrutecida, en lo que se ha dado en llamar el primer renacimiento europeo, protagonizado por grandes figuras andalusíes…Interesante, pero poco sabemos de esto, porque se trata de la historia de los vencidos y es la de   los vencedores la que se impone.


Iglesia Parroquial de Ntra. Sra. de las Huertas ( Finales del S.XV)
           Para terminar nos queda referirnos a la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de las Huertas, de finales del S.XV o principios del XVI. Hay quienes sostienen que sus elementos medievales, entre ellos parte de la torre-campanario, pudieron ser anteriores que los elementos mudéjares ya que pudieron formar parte en origen de un convento templario. Su estructura de tres naves con cinco tramos y capilla mayor, con recorrido desde la entrada hasta la cabecera, es mudéjar, como mudéjar debió ser su artesonado que fue sustituido por bóvedas vaídas tras el terremoto de Lisboa de 1755. Es de destacarse en la Iglesia Parroquial también la importancia de la imaginería de los siglos XVI al XVIII.