viernes, 16 de diciembre de 2016

Imprescindibles


    El/La imprescindible nos remite a alguien muy importante e irreemplazable. A veces hemos podido aplicarle este calificativo a algún líder político, social, sindical, religioso...a alguna figura artística o deportiva…a algún cargo, jefe o compañero de trabajo… Pero más de una vez también nos habrá ocurrido que se nos ha caído “el imprescindible” del pedestal en el que lo habíamos subido. Y ello, porque nos habremos dejado seducir por lo superficial o accidental de las personas (sus títulos, su status,  su expresión verbal, su capacidad de convencer y “meterse al personal en el bolsillo”, su pose, etc…).
    Si atendemos a lo sustancial que debemos ver en las personas, los imprescindibles no nos fallarán ni decepcionarán nunca, porque son auténticos referentes humanos de los que estamos aprendiendo siempre, esos en los que debemos mirarnos para llegar a ser buenas personas , si queremos crecer cada día en valores humanos, tan escasos  en la sociedad en que nos está tocando vivir actualmente, en el siglo del triunfo del individualismo que decíamos en el artículo anterior, en la que muchos que consideramos “líderes” (políticos, sociales, religiosos…)  no solo no reúnen las características de los imprescindibles sino ni tan siquiera son ejemplos para la misma sociedad que deposita  su confianza en ellos, pues con sus actuaciones demuestran estar  enfrascados en sus ambiciones personales a toda costa, cuando no mirando para otro lado ante el sufrimiento humano al que hemos llegado en los tiempos que corren. Por el contrario, los imprescindibles son paradigma de servicio  y preocupación por los demás, sobre todo de los más débiles y vulnerables, olvidándose de sus propios intereses.
 Todos deberíamos tener la oportunidad alguna vez en la vida de tratar a algún imprescindible pues la experiencia nos enseña que quienes los conocen y tratan con ellos les dejan una huella que terminan marcando sus vidas.
   Desgrano a continuación unos versos de un sencillo poema que me ha inspirado la trayectoria de un hombre imprescindible, del que la vida me ha honrado con su amistad, me refiero al que ha sido Alcalde de La Puebla de los Infantes, Antonio Torres Molero, al que pongo nombre por ser sobradamente conocido en los pueblos de La Vega por su talante,  valores humanos y testimonio, que, a su jubilación, deja la estela de casi toda una vida entregada a su pueblo y a sus convecinos de una u otra manera, dándolo todo.

LOS  IMPRESCINDIBLES

Los imprescindibles son incansables
no paran de hacer el bien
por donde quiera que van,
derrochan alegría, entusiasmo, felicidad.
Son honrados, honestos, laboriosos,
coherentes, justos, generosos.
Escuchan, no juzgan,
ni le ponen sellos a nadie;
al contrario, irradian amor
y se ponen en el lugar del otro.
Están siempre dispuestos a satisfacer lo ajeno
antes que lo propio.
Son humildes, sencillos,
se conforman con muy poco.
Y luchan, luchan, luchan
por lo equitativo y lo justo.  
Nunca esperan recompensas,
sólo la satisfacción de lo bien hecho
sólo la tranquilidad de su conciencia.


Fotografía de Joaquín Conde, en la que  aparece Antonio Torres Molero en un acto protocolario. Al lado, Antonio Rangel Gómez, el fiel amigo de sus amigos, otro Imprescindible al que dedico también los versos anteriores.

                                            Rafael Velasco