jueves, 1 de noviembre de 2018

Curiosidades de la toponimia puebleña (I)


Como homenaje a la intrahistoria puebleña con motivo de haber sobrepasado este blog  a fecha de hoy ( 01-11-2018)
 los veinte mil seguidores/as


La Puebla de los Infantes, otoño de unos años atrás

          Enunciados a modo de Preámbulo:


·       No descubriremos nada nuevo acerca de la riqueza de nuestra habla andaluza y cómo resolvemos con los nombres determinadas situaciones que pudieran prestarse a confusión.
·       Topónimo, del griego “topo”: lugar y “ónoma”: nombre. Topónimo: Nombre de un lugar.
·       Lo que se refiere aquí no es exclusivo de La Puebla ( Sí los topónimos concretos, lógicamente). Cosas parecidas oímos en otros pueblos.


Pza. de la Constitución/ Pza. del Ayuntamiento
                       
    Entrando en materia:

    Lo que se expone a continuación forma parte de la historia profunda de los pueblos, de la intrahistoria como diría D. Miguel de Unamuno, a diferencia de la historia oficial, más superficial y a veces no asumida por el pueblo.
 Podríamos ilustrar lo anterior con temas como los del callejero: Las calles y plazas tienen su nomenclatura oficial, pero el pueblo  ha nombrado algunas desde siempre a su manera. La calle del Cementerio, salvo los que la habitan, el cartero y pocos más, saben que se llama oficialmente Colón. Igual podríamos decir de la Carretera Las Navas ( por Cánovas del Castillo) o El Desanche ( por la Avda. de Andalucía), y a partir de Las Pilas, el Camino de Palma ( por la cerretera de Peñaflor); o El Llanillo ( por la plaza de la Virgen de las Huertas), o la Pza. del Ayuntamiento ( por la Pza. de la Constitución), o la Calle Alfarería ( por La Cruz), esta última en un sector de personas mayores sobre todo como en el caso de la calle de la Caja de Ahorros ( por Antonio Machado). Y así hasta un largo etcétera en el que entrarían los nombres de las calles del anterior Régimen a base de generales adeptos, a los que el pueblo apenas prestó atención nombrándolas “a lo antiguamente”.


Pza. Virgen de las Huertas/  El Llanillo

Existen otras formas curiosas de nombrar lugares como es el caso del arroyo de La Medina que justo al atravesar el pueblo pasa a llamarse arroyo del Infierno, que, por cierto, es este el topónimo o nombre del valle por el que transcurre. Creemos que tiene relación con la famosa leyenda de los monjes del pueblo dedicados a la alquimia ( Ver entrada nº 20 “ Leyenda del arroyo del Infierno”  de este Blog).

Torre de la parroquia Ntra. Sra. de las Huertas que se relaciona con el pasado monacal templario

 O el arroyo del Alfar, que al llegar a la Huerta del Pesebre pasa a llamarse arroyo del Álamo. Desconocemos el por qué, lo cierto es que desde aquí su bosquecillo de ribera empieza a tener álamos.
Y refiriéndonos a La Medina, ¿ saben ustedes que este topónimo le da nombre a tres famosos pozos? Aunque obviamente el pueblo sabe distinguirlos: el primero, según se sale del pueblo sería el Pozo de Santa Ana, el segundo, nada más salir por la calle San Antonio sería el pozo- abrevadero  de La Medina, o la estación de Borrego, como lo nombra Nazario Castaño Morgado en su famosa Canción del Término Municipal, a la que tantas veces tenemos que acudir para salir de dudas. Y el tercero sería el pozo de La Medina propiamente dicho, aunque también se le suele poner “el apellido de Los Molina” para evitarse confusiones.

Pozo de Santa Ana

Otra curiosidad toponímica interesante sería la del nombre de nuestro cerro de referencia: el Santo, por el cerro de San Cristóbal. Me han informado recientemente que los antepasados lo nombraban de esta última forma hasta que llegó a ser dueño de los olivos del “cerro del Repetidor” un señor que se apodaba “El Santo”, fue entonces cuando este segundo cerro empezó a nombrarse como “cerro del Santo”, que no duraría mucho, creo, porque se comprende que el pueblo “cortó por derecho” y unificó y centralizó  la santidad en el cerro de más categoría, en el de San Cristóbal.


A la izquierda, cerro de San Cristóbal/ cerro Santo. A la derecha, cerro " del Repetidor"
  El último topónimo a destacarse por ahora para no hacer muy extensa esta información es el que nombra a una de nuestra fuentes más famosas: La fuente Burgana. Ha habido algún que otro debate en el pueblo sobre si debíamos nombrarla así o Vulgana ( "popular" de vulgo: pueblo), por desconocerse el origen de su topónimo. Creo que la solución la tenemos en el diccionario de la Real Academia Española que contiene el término "burga":manantial de agua caliente (Por ejemplo, Las Burgas de Orense). Parece ser que de origen vasco: bero-ur-ga "lugar de agua caliente". 

Resulta que nuestra fuente Burgana, en opinión de personas cercanas a ella me confirman que sin ser caliente su agua, se podría considerar tibia o de más elevada temperatura que la ambiental cuando "revienta". La verdad es que hace tanto tiempo que no lo hace que yo no lo recordaba.
Conclusión: El pueblo sabe lo que dice.

La fuente Burgana la última vez que reventó (*). Al fondo La Puebla de los Infantes



(*) Referida esta expresión  a la salida del agua de manera generosa entre unas piedras del olivar de Cristóbal Molina Román en años de gran pluviosidad al desbordarse el freático del acuífero.