lunes, 25 de abril de 2016

Entre la realidad y la ficción (II) : Tiempo y espacio en la leyenda de El Jabato


Panorámica desde la Mesa de Sancha: Callejuelas, Umbría del Huertezuelo, Monroy y Valle de Castril

SOBRE EL  TIEMPO
    El bandolerismo es un fenómeno que, en Andalucía, tuvo su mayor virulencia en el siglo XIX. Si en nuestra región se pone fin al mismo a finales de este mismo  siglo, hemos de situar a “ El Jabato”, como un bandolero típico del siglo XIX. Su estancia entre los términos municipales de La Puebla y Constantina debió ser breve porque no trascurrió tiempo suficiente  para que se recogieran por escrito datos sobre él ( nombre y apellidos, edad, origen,  procedencia, descripción de su persona, hechos en los que participara…) de ahí que los breves episodios a los que alude la leyenda nos parecen esporádicos, más bien de un bandolero solitario e itinerante, que en su huida hacia Sierra Morena se instala en sus estribaciones para descansar, sanar alguna herida o proveerse de medios económicos cuando se percata de que la orografía, el terreno, al  que ha llegado le es favorable. De ahí, creo,  radica el que sobre el personaje predomine la ficción y la imaginación de los que elaboran esta leyenda de transmisión oral, a partir de algún hecho concreto como pudo ser la forma de asaltar a los viandantes, ya de por si suficiente para darle cuerpo a la leyenda.

Panorámica desde la Mesa de Sancha: La Puebla de los Infantes (a la izquierda) y El Santo (al frente)
    Dicha ficción  podría alargarse sin fin ya que al igual que se le atribuye incluso novia en Constantina, se le podría situar igualmente viniendo de noche a La Puebla alguna vez y pernoctando, porqué no, en uno de los mesones de la calle del mismo nombre popular, tras algunas partidas de brisca o barisca… Y así hasta donde se quiera ( caminos utilizados para ir a Constantina, para venir a La Puebla, forma de desplazarse: a pie o a caballo, barba postiza, vestimenta y sombrero para no ser reconocido…), hasta la elaboración de una novela o el guión de una película.
En primer término, masa forestal donde se asienta la cueva de El Jabato , próxima al arroyo, y al fondo la Mesa de Sancha       ( Fotografía tomada desde los Paredones de Martín)

SOBRE EL ESPACIO

     Si nos atenemos a lo que la leyenda y la transmisión oral nos dicen del personaje en cuestión, “El Jabato” tiene su sede en una cueva que conserva  su sobrenombre, escondida entre maleza, y situada sobre un promontorio, entre el arroyo y la mesa de Sancha. Sería desde esta desde donde él dominaría el territorio y controlaría al personal ¿ Dónde actúa asaltando a transeúntes que van y vienen  entre La Puebla a Constantina? Lo más razonable es que fuera en el tramo de Monroy y los Riscos del Torilejo (frente a La Adelfa), siendo este último lugar posiblemente el que los románticos preferirían que fuera, por lo escarpado del terreno. Solo tendría que atravesar Las Callejuelas y la Umbría del Huertezuelo y llegar a Monroy para Los Riscos. Se podría suponer que su actuación saqueadora pudiera haberla extendido también al  antiguo camino y posterior carretera de Constantina a La Algecira (La Quintera) a través de El Castrejón y Gibla. Como observamos, la mitificación del personaje en cuestión en la transmisión oral de La Puebla, nos viene dada por la vinculación del territorio en que se mueve, que pertenece a este término municipal. Es este espacio real, a la vez,  el que le imprime cierta verosimilitud al relato. 

                                  Al fondo, el cortijo de La Adelfa y enfrente, a nuestra derecha, los Riscos del Torilejo                                    ( Panorámica desde la Mesa de Sancha)
    Mi agradecimiento a Carmen Villanueva Márquez y a su marido Francisco Gómez Aranda que me acompañaron y orientaron en el recorrido por el territorio de “El Jabato”; y a su madre, Carmen Márquez por sus informaciones. Carmen Villanueva es biznieta de Antonio Algarrada Castro y nieta de José Villanueva Santana dueños durante gran parte del siglo XX de dicho territorio (Sancha, Callejuelas…); en la actualidad, heredado por hijos y nietos del abuelo.

Entre la realidad y la ficción (I) : Leyenda de El Jabato

 El Jabato era un bandolero, que se asentó en terrenos del término de La Puebla de los Infantes donde se encuentra la famosa cueva de su sobrenombre, relativamente cerca, a dos kilómetros aproximadamente, de la carretera, entonces camino, de La Puebla a Constantina, que era donde él cometía sus asaltos y fechorías, que no solo le suministraban el sustento para vivir sino que acumularía con el tiempo una enorme fortuna. Consistía su ardid en que cuando venían unos  pañeros de Constantina a vender a La Puebla, periódicamente, él que tenía controlado su paso, a la vuelta de aquellos al pueblo vecino, cuando suponía que traerían dinero abundante de sus ventas, colocaba unos muñecos que les apuntaban con sus trabucos. Él los detenía les hacía ver que estaban encañonados por su cuadrilla de bandoleros y acababan dejándoles el dinero por temor a que los acribillaran.
La única persona que se relacionaba con El Jabato, con el que mantenía una cierta amistad, era un cabrero, según se dice de Constantina, que, a cambio de regalos, le traía los recados que aquel le pedía. Quizás por mediación de él llegó incluso a entablar relaciones con una joven de su pueblo, que veía algunas noches y a la que le confiaba sus peripecias para hacerse de dinero. Esta joven, cuando dejó sus relaciones con él, le confió a alguna amiga cómo engañaba El Jabato a los pañeros y a otros a los que extorsionaba por el referido camino; de manera que llegó a oídos de los comerciantes los cuales, en adelante, se pertrecharon bien de armas de fuego y planearon la estrategia de que cuando El Jabato les saliera al encuentro ellos inmediatamente harían fuego contra él teniendo en cuenta que lo que ellos creían que era su cuadrilla, se trataba de simples muñecos.
Así ocurrió la última vez y así acribillarían a El Jabato antes ni siquiera de que empezara a hablar, el cual, herido de muerte, llegó como pudo a su cueva. Sería allí donde el cabrero se lo encontraría muerto, le registraría su aposento y se quedaría con todo su dinero.

Finaliza la leyenda refiriendo el botín que disfrutarían en adelante aquel cabrero y su familia.

Entrada a la cueva de El Jabato, situada entre el arroyo y la Mesa de Sancha

domingo, 17 de abril de 2016

Nazario Castaño Morgado y su Canción del Término Municipal

I.- INTRODUCCIÓN : En un blog como este sobre La Puebla de los Infantes, no podría faltar el poeta puebleño y mejor persona, Nazario Castaño Morgado: su vida, su obra y, en particular, su “Canción del Término Municipal”, en la que lo describe todo él, en sus 136 versos, sin dejarse nada atrás; composición obligada a consultarse cuando se quiere uno orientar por el término de La Puebla y que forma parte ya del patrimonio cultural del pueblo, que recuerda con cariño a su autor, como ha sido el caso de la Murga de 1996 que utilizó para casi todo su repertorio canciones de Nazario, y a quien se le rinde  homenaje continuamente cuando se oye a personas recitando de memoria sus poemas y su famosa Canción. Considero oportuna esta entrada tras la de los caleros, por la relación de Nazario con ellos, y es que durante una etapa de su vida trabajó arrancando piedras calizas en EL Ganchal contratado por ellos, y es mi deseo que este hombre trabajador y honrado, como otras personas anónimas que allí trabajaron, formen parte también del sencillo homenaje público que les brindo a los caleros más conocidos de las últimas décadas en el periódico VIVA La Vega (Nº 37, del 1 al 15 de abril de 2016, Pag. 12) y en este blog (Entrada nº 39).

Nazario Castaño Morgado
II.- BREVE RESEÑA ACERCA DE NAZARIO CASTAÑO MORGADO (SU VIDA Y SU OBRA): Nace en La Puebla de los Infantes en 1913, en que crece con toda clase de carencias, comenzando a guardar ganado desde su más tierna infancia, lo que no le impide su afán de aprender y adquirir cultura, que lo conseguiría  de manera autodidacta al unísono y codo con codo con su gran amigo desde niños, Antonio Román Alonso, otro insigne puebleño que da ya nombre a una calle del pueblo, y con el que compartiría afanes y esperanzas. Tras su defensa de la democracia republicana durante la Guerra Civil y las consiguientes represalias por ello, a su finalización volvería a La Puebla formando su propia familia y realizando toda clase de trabajos como obrero manual. Siendo ya un hombre maduro,  a las referidas carencias desde pequeño y represalias por su defensa de la democracia, él respondía con sonrisa, buen humor, espíritu de conciliación y tolerancia, relacionándose perfectamente con todo el pueblo.                              Su buen humor, su vocación de poeta, y en fin sus composiciones jugarían un importante papel entre las murgas de las fiestas de Carnaval de  La Puebla en los años anteriores a la mencionada Guerra Civil, destacando su “Canción del Término Municipal” (1935), todo un referente en el pueblo. Si bien, Nazario no fue solo compositor de canciones para las murgas; muy al contrario, dejó escritas muchas otras composiciones en las que quedan patentes su altitud de miras, su humanidad, su deseo de paz y su apuesta por los valores humanos. Concluyendo, diríamos que estamos ante un gran puebleño que nos da  ejemplo de superación humana, digno de ponerse de manifiesto. Sus amigos lo recuerdan como “poeta del pueblo y para el pueblo".                                          Finalmente, mi agradecimiento por su colaboración a su única hija, Carmen Castaño Tamayo.


Entrada al Término Municipal desde Peñaflor

III.- "CANCIÓN DEL TÉRMINO MUNICIPAL"
Si ustedes prestan silencio                      Tenemos la fuente Hierro  
les podremos explicar                             que desde allí se ve,
de las tierras que compone                      El Cuezo y La Mezquita
el Término Municipal:                              y la fuente La Mujer.
Empezamos por Las Cruces                     Más arriba, Los Navazos,
Castaño con las chumberas,                    El Bracho y La Laguna,
los olivos de Molina,                                Archidona y Los Riscales,
hasta llegar a Las Calveras.                     Las Monjas y La Fortuna.
Como la falda de El Santo                       El Casarejo, Las Cuernas,
está tan aparcelada,                               dehesa de Los Barrancos,
nos subimos a lo alto,                             Mejías, la Sierra El Lobo,
a la finca de Brigada.                              hasta llegar al Lagar Blanco.
El llano de Quiebraollas,                          Tenemos Los Agredanos,
la fuente de Tío Mateo,                            Gibla y el cerro El Pintor,
el Pozo de la Medina                                y todos aquellos cortijos
y la estación de Borrego.                         que hay a su alrededor.
Cantera y camino Palma,                         El Lentisco y también Sancha,
que todo es muy nombrado,                    la cueva del tío Vihuelo
está el molino de Lemos,                         Callejuelas, Los Linares
que está muy próximo al Prado.               y la umbría del Huertezuelo.
Pues tenemos El Pozuelo,                        La dehesa de Castril,
Valdelvira muy a la vera,                         La Adelfa que cerca está,
y todos los olivares,                                El Viejo, Los Recitales,
hasta llegar a La Melera.                         Tres Mojones y Gualvacar.
Tenemos el huerto del Moro,                    Llegamos a La Viñuela,
la dehesa de El Collado,                           los cerros de Juan Labrá,
el huerto de Los Tobalos                          Peñalevanto y La Mata,
y el pecho de El Trasquilado.                    y La Vera, cerca está.
Pues tenemos Los Canchales,                   También Monroy y Los Cerros,
hasta llegar a La Tabla,                            el cortijo de El Tejero,
el molino de Vicente,                               la sierra de Las Palomas,
que muele a fuerza de agua.                    hasta llegar a Mazuecos.
También tenemos allí                              Pasamos por El Campillo,
la presa de La Aurorilla,                           El Moral y Cañada Rasa,
el barranco de El Infierno                         Toda la parte de El Sanguino
y los huertos de Angorrilla.                       y la umbría de la Urraca.
Y más arriba Los Linos,                            Pasamos por El Ruidero,
El Álamo y el Timonal,                             El Cañuelo y El Carrasco,
los olivos de La Loma,                             está la mina de El Galayo,
hasta llegar al Alfar.                                cuando se llega a lo alto.
El cortijo de Caballo,                                Más arriba, La Lozana,
el llano de El Herrador,                             La Eliseda, El Parronal,
y también La Canteruela                           El Romeral y Los Llanos,
que está a continuación.                           y todo El Esparragal.
El molino de Domecq                                Tenemos El Acebuchal
El Monte y Los Celedonios,                        que sube a La Sierrezuela,
la umbría de La Pileta,                              La Abejera y El Castrejón,
y el olivar de El Madroño.                          Los Picachos y La Cueva.
Muy cerca está Piedras Blancas,                Tenemos La Gollorita,
la finca Los Cerrillares,                              cerca de La Barrondilla,
la parte de La Algecira,                             Las Vegas y El Golondrino,
y al Retamal todos saben.                         hasta llegar a La Dehesilla.
Después, a continuación,                          Tenemos Las Majadillas,
tenemos El Cantarero,                              que están muy cerca de allí,
la parte de La Florida                                Agua Buena y La Argolla,
y la loma de Borrego.                               Arroyo Hondo y El Toril.
Nos pasamos por Cañuelas,                      La parte de Pascualillo,
y la huerta de El Pesebre,                         que sabrán a donde es,
el llano de La Herrería                               Las Pitas y el Cerro Gordo,
y también por Garcipérez.                         que están detrás del cuartel.
Llegamos a Estacá Larga                           Haza Granado y Cigarra,
y a la haza del Poal,                                  El Greal a la verita,
Meléndez y Los Cabellos                            El Letrao, La Mesa Torres
que se quedaban atrás.                             y el huerto de Cascaritas.
Quemadero, Escuchagranos,                      Poned atención, señores,
El Canchal y La Marquesa,                         que esto se ha terminado
el hoyo de Valdediós,                                y que ustedes nos dispensen
Enriaderos y Las Mesas.                            por si algo se ha olvidado.



Croquis del Término Municipal de La Puebla de los Infantes

    El día 30 de marzo de 2017, el Pleno del Excmo. Ayuntamiento de La Puebla de los Infantes aprueba por unanimidad, atendiendo la solicitud de un grupo de vecinos y teniéndose en cuenta sus méritos, denominar con  el nombre de Nazario Castaño Morgado una placita construida recientemente en un ensanche de la calle Matadero de la localidad.

martes, 5 de abril de 2016

En recuerdo y reconocimiento a los caleros de La Puebla de los Infantes

 “Colgado de un barranco, duerme mi pueblo blanco”, canta Serrat. El barranco nos recuerda la ordenación urbanística de la época romana que disponía el proveer los pueblos de buenos sistemas de desagües para evitar inundaciones. La blancura nos traslada a nuestro pasado andalusí en que se inventó el blanqueo de nuestras casas para defendernos del sol canicular y procurarnos higiene y desinfección al mismo tiempo. Entonces surgiría la actividad de las caleras. Pero como actividad económica propiamente dicha  se empieza a saber en nuestra Andalucía, y se generaliza, a partir del auge económico agrícola del siglo XVIII. Decíamos en un reportaje anterior que es a partir de este siglo cuando se comienza  a dar importancia económica a la dehesa y se produce el beneficio recíproco del dueño de la misma y carboneros, piconeros y caleros que la mejoran con sus actividades. En el caso de los caleros, en un entorno como el nuestro de predominio de la piedra caliza, ellos la recogen y obtienen tras una ardua tarea de extracción, acarreo, cargar la calera y quemarla…, la cal que a continuación tenían que vender por las calles de nuestros pueblos andaluces, así como en sus propias casas, para el encalado o blanqueo.
En La Puebla ha habido una larga tradición de caleras y caleros. La escuela por donde casi todos debían pasar era nuestro famoso Ganchal ( por canchal = pedregal, peñascal), un espacio público que en el último siglo ha tenido diversas funciones, pero la mejor, hasta ahora, ha sido, sin duda, la de la extracción de piedras calizas, el montaje de caleras y la fabricación de la cal no solo para el blanqueo sino para las obras de construcción.

Juan Antonio Saravia Martínez y Manolo Gámiz Santana, en la actualidad, en la calera del primero en El Ganchal
Hoy hemos quedado citados con Manolo Gámiz Santana, de la saga de los Santana, aunque su “apellido” por el que más fácil se les conocía a todos era el de “Calero” y con Juan Antonio Saravia Martínez, prácticamente el último calero en activo, aunque ya casi octogenario.  Y hemos quedado en la calera de este último que tiene cargada ya y a punto de quemarla en El Ganchal,( pues quiere terminar allí esta actividad donde empezó desde niño) para que nos hablen de su experiencia como caleros,  Mientras les tomo una foto para el recuerdo, me van relatando sus vivencias al tiempo que me enseñan las partes de una calera: el caño, la puerta, el pecho y el cobijo o cabeza; las piedras que se utilizan y sus propiedades: la almendrilla ( la que da mejor calidad de cal), la tosca( de inferior calidad) y la jabaluna(mejor para obras). Así mismo, me enseñan sus herramientas: el calabozo para cortar monte bajo; el pico, la espiocha, la porra, la barra, el porrillo,… para arrancar piedras y partirlas; el horquillo para meter el monte en la calera, el gancho para bregar con los haces de monte o ramón. Me aclaran que el mejor monte era la jara, la retama y la chaparrera; pero observo que los haces de que dispone ahora Juan Antonio son  de ramón o varetas de olivos, procedentes de haber desvaretado los suyos, también observo leña amontonada, porque actualmente el monte bajo está protegido y no se puede cortar.

Carga de una calera de los Hnos. Santana Asenjo en el Cordel de Hornachuelos, junto a los Ganchales/Canchales de la Virgen

Manolo conoce el oficio. Conoció desde pequeño el trabajo de su abuelo Manuel Santana en El Ganchal, que a su muerte lo proseguirían su abuela Carmen Asenjo y sus hijos. Sobre los doce años se incorporó al trabajo en firme con sus tíos Eduardo y Adrián,  ya fallecidos, en sus caleras del Cordel de Hornachuelos, que sirve de límite entre los términos municipales de La Puebla y Peñaflor, a la altura de los Ganchales o Canchales de la Virgen, donde tenían en abundancia las piedras calizas que necesitaban. Y con ellos estaría casi hasta los treinta años. Se le nota la desenvoltura cuando dialoga con Juan Antonio en el lenguaje o jerga de los caleros y cuando tiene respuesta  para cualquier duda que le planteo, aunque prefiere que sea Juan Antonio el que dé primero sus explicaciones por la cortesía ante una persona mucho mayor que él. Me refiere sus buenos recuerdos del disfrute del campo, de la dehesa, de dormir bajo una encina mientras se quemaba la calera…Por contra también recuerda el trabajo duro de arrancar piedras  de las soleras o la complicación que les producía una tormenta en la mitad del proceso de la quema.

Los hermanos Ramón y Juan Antonio Saravia descargando una de sus caleras

Juan Antonio tenía tres hermanos varones mayores que él: Ramón, Antonio y Manuel, que también han sido caleros,  y aprendieron el oficio de los maestros caleros de El Ganchal, particularmente de Manuel Santana y de Celedonio González Santana. Él lo aprendió de su hermano Ramón, diez años mayor que él, con el que trabajó desde niño hasta que se casó y se independizó ubicando su calera en el Km.8  de la carretera a Peñaflor, junto a Almenara.
 Refiere cómo ha compatibilizado este trabajo con el de arriero y el de carbonero. Su pequeña arria le facilitaba la labor del transporte de piedras en las pedreras, de haces de monte y ramón, de leña, de cal, de carbón, de aceitunas, de corcho... Recuerda también a su mujer, ya fallecida, y a sus hijos Dolores y Juan José que  le ayudaron en tantos trabajos. Demuestra que a su edad todavía conserva una gran afición por estas actividades, sobre las que nos dice que aunque reconoce que son muy duras, él, por haberse criado en esto, las entiende y las realiza con facilidad. Y una de sus mejores distracciones consiste en ir a alguna feria de ganado a disfrutar de buenas razas de burros.
     Finalmente ambos se lamentan que se haya ido perdiendo esta actividad a partir del proceso de industrialización de pinturas y materiales de construcción sustitutivos de la cal, pero  valoran mi  interés de recordar estos temas porque esa ha sido la vida de muchos puebleños y sus familias desde siglos atrás y señas de identidad y cultura de nuestro pueblo. Y están dispuestos los dos a transmitirlo a los niños y jóvenes del pueblo que acompañados de sus maestros  y maestras o sus padres y demás personas interesadas deseen conocerlo.
Muchas gracias a Juan Antonio y a Manolo.       Fotos: Joaquín Conde y Rafael Velasco.
                                                         

jueves, 25 de febrero de 2016

El Santo por Montera, en ascenso (I)



            El Santo por Montera es un proyecto muy interesante que se hizo realidad hace ahora 7 años, tras abonarse el terreno con actividades senderistas que se organizaban en el IES CELTI desde dos años atrás y personas del pueblo que ya participaban en actividades de grupos de otras localidades.Nace formando parte del programa La Puebla Saludable que promueve el ADJ (Agente de Dinamización Juvenil de la localidad) Rogelio Fernández. Se nos convoca a representantes de todas las organizaciones e instituciones del pueblo con incidencia en niños/as, adolescentes y jóvenes; y personas particulares dispuestas a colaborar, para atajar fundamentalmente la prevención de drogodependencia (tabaco, alcohol y estupefacientes). Y como alternativa de vida sana que además suponga que los jóvenes se planteen recogerse pronto los sábados por la noche, se propone rutas senderistas los domingos por la mañana con la periodicidad que se pudiera. Nuestras convocatorias  hacen eco los primeros años en pocos adolescentes y jóvenes, pero los pioneros, lejos de desanimarnos, valorábamos en nuestras reuniones que ya no era tiempo de mensajes sino de acción y en la medida que los mayores tuviéramos constancia, algún día daría resultado.
            El tiempo nos ha dado la razón y el poder de convocatoria de El Santo por Montera está siendo extraordinario en los últimos tiempos desde Facebook. Sí es cierto que cuando acude a nuestra convocatoria mucho personal se echa un poco en falta el que estuviéramos más organizados: para coordinación, tomas de decisiones,  financiación en viajes,  determinar funciones en personas voluntarias para las actividades (servicio de orden en cabeza y cola), etc.,etc,…; lo cual supondría una burocracia a la que hemos sido reacios hasta ahora. Y cuando lo comentamos nos decimos que si hubiéramos hecho lo que hace todo el mundo, probablemente no hubiera tenido la continuidad y el ascenso que hoy tiene nuestro grupo. Y es que hemos querido desde el principio ser muy independientes en todos los sentidos. El “órgano” decisorio de las rutas a realizarse es la opinión de los/las senderistas que vienen participando. No hemos pedido hasta ahora ayuda ni subvención alguna a ningún organismo ni público ni privado. Utilizamos nuestros propios vehículos para los desplazamientos y nuestro propio dinero cuando ha habido que cubrir una colaboración o apoyo a actividades de otros grupos senderistas (Palma, Las Navas, Peñaflor…), para cuando nosotros pretendamos que vengan ellos a La Puebla. Cuando se nos ha dado algo voluntariamente: el Ayuntamiento (bastones, camisetas, recuerdos por participar en algún evento institucional) o últimamente la Bodeguita El Guinda, una gran paella, han sido bienvenidos y se les ha agradecido sin más.
    Lo dicho en la entrada: Lo que se hace con cariño e ilusión da resultado por fuerza. El Santo hoy es un grupo espontáneo del pueblo formado por personas de diversas edades, gente sana y competente con la que da gusto no solo salir de senderos, sino hacer lo que haga falta pues tiene un potencial extraordinario. Y una cosa que hay que reconocerle con independencia de que hayamos atraído a más o menos niños y jóvenes a la vida saludable, es que hemos colaborado en dar a conocer nuestro pueblo, particularmente las rutas senderistas más asequibles, nuestros paisajes, nuestros embalses y presas, nuestro entorno físico y natural, nuestro patrimonio arqueológico y antropológico; en fin, nuestra vida. Y posiblemente hayamos puesto también nuestro granito de arena para que se creen infraestructuras turísticas en nuestro pueblo.


Convivencia La Puebla,  Palma y Las Navas (Descanso en la Ermita tras realizarse el circular del GR48)

El Santo por Montera, en ascenso (II)





Nuestros comienzos




Partimos muchas veces desde lugares emblemáticos

(Los pequeños Silva-López, los mejores)




Tras las huellas  de El Jabato



La cosa se fue animando con la puesta en funcionamiento del mirador de Las Palomas, cuando entramos en contacto con otros grupos senderistas y cuando decidimos salir de vez en cuando fuera de nuestro término municipal






Descanso en el Mirador de Las Palomas y cambio de impresiones



Foto obligada antes de comenzar: circuito del Rebollar y minas del Cerro del Hierro





 Los que casi nunca salen en las fotos en su calidad de eficaces reporteros





El número one

         


                                                         







José Manuel
Javier

martes, 23 de febrero de 2016

II Encuentro de Poetas Andaluces


     Con la referencia del cartel anunciador ha tenido lugar en nuestro pueblo el II ENCUENTRO DE POETAS ANDALUCES, que a partir de este año toma el título de “PAULINO GONZÁLEZ” en memoria del poeta y artista local fallecido recientemente.                            En todas las actividades humanas que se proyectan con ilusión y cariño, si son periódicas, se pretende que cada una supere a la anterior, de manera que todos los/las participantes en el encuentro de este año convendremos que organizativamente ha superado con creces al del año anterior: aumentándose el número de participantes tanto de fuera como del pueblo, fomentándose la convivencia con la comida tras el acto, dejándose constancia audiovisual del evento…Un botón de muestra de la cual serían las imágenes de este post, del reportaje que ha ofrecido Gabriel Gil, poeta sevillano participante, a la Organización  el Club de Lectura de la Asociación de Mujeres “Alerce”, al que desde esta plataforma y creyendo recoger el sentir de los/las asistentes felicito en gran manera.


Desarrollo del acto en la Biblioteca Pública Municipal


Poetas invitados













Poetas locales


Miembros de la Organización



miércoles, 17 de febrero de 2016

Experiencia de trabajo en el carbón vegetal

La obtención de carbón vegetal ha sido una actividad milenaria que se pierde en la noche de los tiempos. Muy importante desde siempre, en sus orígenes se trataría de restos  de madera carbonizada procedentes de hogueras. Se le relaciona con las pinturas rupestres prehistóricas y en la Edad de los Metales, con la metalurgia en general y con la forja del hierro en particular. En los últimos siglos, en concreto a partir del siglo XVIII, de todos es conocido el impulso agrario en nuestro país y en concreto la importancia económica de la dehesa en un entorno como el nuestro, en la que encontramos el beneficio recíproco que se procuran  el dueño de la misma, dejando que carboneros y piconeros la limpien de monte bajo y talen encinas y alcornoques, a cambio de que se beneficien con la elaboración del carbón y picón respectivamente; por tanto sería a partir del mencionado siglo cuando comenzaría la comercialización de estos productos. Algo similar ocurrió con el beneficio mutuo de los dueños y los caleros en las dehesas, de la que trataremos en otro reportaje.
            Fieles seguidores de esta actividad milenaria, tenemos todavía en La Puebla a diversas personas que de vez en cuando montan su pequeña carbonera, tras la tala del olivo o la encina, normalmente para consumo propio y de familiares y amigos. Tal es el caso de los hermanos Rafael y Francisco Gonzaga Naranjo , a quienes hemos visitado para rememorar su experiencia como carboneros, y particularmente para que nos hablen  de su último carbón obtenido recientemente, del  que realizó una amplia serie fotográfica nuestro paisano Manuel Barco Rodríguez, al que le agradecemos las imágenes de este reportaje.


Rafael y Francisco empalando su boliche o carbonera

Cubrimiento del empalado con ramas verdes y tierra


Rafael, en la puerta de su carbonera

Los dos hermanos recogiendo el carbón, fruto de su intenso trabajo

Buenas tardes, Rafael  y Francisco, somos todo oídos para que nos habléis sobre vuestra experiencia en torno al carbón vegetal  y de los años en que tiene lugar.
  -En los primeros años de la década de los cincuenta nos encontramos con nuestro padre inválido, nuestra madre y cuatro hermanos pequeños. Rafael, el mayor, tres años mayor que Francisco, siendo un niño al que le gustaba el campo, que ya había ayudado a hacer algunas carboneras, comienza a hacer las suyas propias ayudado por nuestro padre, muy mermado de facultades, para hacer frente al mantenimiento de la familia. Nos instalamos en un chozo en Los Barrancos, de Fernando Aranda, en el término de Constantina, cerca del río Guadalvacar y lindando con Las Francas. Hacíamos el carbón de “tomonte” ( toda clase de monte bajo y arbustos) porque aparte de que nos resultaba más fácil hacerlo a niños pequeños era muy demandado porque lo grueso se usaba como carbón propiamente dicho y el residuo o la cascarilla podía servir como picón en el brasero, siendo incluso mejor.
(No salgo de mi asombro acerca de lo que oigo) Entonces, Rafael, ¿con cuántos años calculas que hiciste tu primera carbonera?
(Sin dudarlo) - Con nueve años. Como referíamos antes yo había ayudado a hacer algunos boliches a otros carboneros y aprendí a empalar bien fijándome en todos los detalles y sobre todo dónde tenía que poner la puerta de la carbonera.
¿Cómo era la venta de vuestro carbón? (Sale a colación la canción tradicional: “El carbonero, por las esquinas, va pregonando, carbón de encina…”)
-De la venta se encargaba nuestra madre. Teníamos un burro, al que le cargábamos dos o tres sacos y ella lo llevaba andando, claro, a carbonerías de Constantina o de Lora. La venta daba resultado porque, como decíamos, vendíamos el tipo de carbón más demandado entonces.
Por cierto, ¿cuál es la proporción entre la madera empalada y el carbón obtenido?
-Si tenemos en cuenta que la leña que normalmente se usa es la verde porque da un carbón que pesa y dura más y arderá mejor porque tiene más gas, la proporción en encina es de cada 4,5 Kg. de leña obtenemos 1 Kg. de carbón. Y en olivo serían 5 Kg. de leña.
¿Rafael, tan buenos recuerdos os trae a la memoria vuestro trabajo de antaño en el carbón hasta el punto de haber vuelto a montar recientemente una enorme carbonera?
-En 40 años que llevo en La Puebla de los Infantes he hecho más de 20 carboneras y la verdad es que ha venido siendo como un hobby, una afición para mí. Si tenemos en cuenta que además me encuentro magníficamente en el campo…La verdad es que el carbón en si es bastante trabajoso y si me apuras, hasta peligroso, pero mis gratos recuerdos de la infancia no eran tanto los del carbón, como la vida tan sana que llevábamos, la solidaridad entre los que trabajábamos en la dehesa ante cualquier necesidad que hubiera, los dueños que se portaban muy bien con nosotros… Este trabajo del carbón nos abrió puertas a Francisco y a mí , cuando fuimos haciéndonos mayores, a desarrollar otros trabajos remunerados en la dehesa y en el olivar.
¿Tenéis algún hijo o sobrino  que se maneje bien en esto del carbón y esté dispuesto a seguir la tradición familiar?
-Tenemos hijos estupendos dispuestos a ayudarnos en lo que necesitemos, como nosotros a ellos, pero no creemos que sigan con la tradición. Para esto hace falta mucha afición y haberse criado uno en esto por necesidad o por lo que fuera.
 ¿Veis posibilidades ahora de  que personas  del pueblo pudieran realizar este oficio aunque solo fuera unos meses al año, dado nuestro entorno de olivares y dehesas?
-Ahora menos que hace unos años porque han comenzado las fábricas de carbón vegetal a funcionar para el turismo y está el mercado muy saturado. Además lo que es el tomonte no se puede hacer, porque ya no se puede arrancar el monte de cabeza ( lo que tiene cepa), como la retama, el madroño, el lentisco, el brezo…Las leyes son cada vez más restrictivas en esta materia.

Muchas gracias a los dos por vuestra colaboración.           

domingo, 31 de enero de 2016

Imágenes gratificantes de las Candelas 2016


                                                                  Artesanía de Lola Mantero y Pepe Vizuete              

               
Las hermanas Canto nos sorprenden con sus trabajos
Diferentes técnicas artesanales de Amador Llamas
La talabartería puebleña tiene un nombre: José Mª Durán

Manuel Abril y sus trabajos de cuero

Labores artesanales de Sobrehilando
Un clásico: Miel artesanal de los Hnos. Santana
Complementos artesanales de Laly Martínez
Nuestros aceites elaborados con esmero artesanal







Posibilidad de colaborar con la hermandad de la Patrona Ntra. Sra. de las Huertas