Amigos y amigas
lectores de VIVA La Vega. Habréis comprobado en el último número, el 79 de
Enero 2018, en la Pag.3, el artículo de uno de los directores de este periódico,
Diego Garrido, titulado “Una triste despedida” en el que da a conocer el cierre
del periódico por no ser viable económicamente al tiempo que nos agradece
nuestra colaboración a los que hemos participado en este proyecto
desinteresadamente, etc…
Personalmente considero que es una mala noticia porque
podría tener dos lecturas a cual peor. Una, con casos como este se pone patente
cómo cuidamos en España y en nuestra Andalucía a la juventud más preparada de
nuestra historia, y, por ello, quienes mejor podrían tirar de las riendas del
país y de nuestra comunidad autónoma; cómo apoyamos a jóvenes emprendedores
como el equipo que ha venido gestionando este periódico.
¿Que es deficitario? Pues quitaos de la cabeza que se os
vaya a ayudar desde ninguna administración para que sigáis prestando el
servicio de potenciar la comarca de La Vega junto con La Puebla de los Infantes.
Si queréis trabajar en adelante, cogéis vuestras maletas y os vais a otra región
española o a otro país que funcionen mejor, sin tener en cuenta vuestro empeño
e ilusiones, vuestra apuesta por un proyecto en el que estáis superpreparados o
la inversión que hayáis realizado vosotros o vuestras familias. ¿Hasta cuándo
vamos a permitir esta situación?
Otra segunda lectura es que pueblos pequeños como La Puebla de los Infantes con
pocos medios económicos, teníamos en el VIVA La Vega un recurso comarcal de
comunicación ágil y barato para vender nuestros valores puebleños con lo que
potenciar nuestro turismo, precisamente ahora cuando estamos asistiendo a una
gran competencia por parte de todos los pueblos que nos rodean en torno al turismo
rural. Habrá por contra que acudir a otros medios que cobran la información
bastante cara y en los que no podemos competir con pueblos grandes como Palma
del Río o Lora del Río.
En definitiva, penoso.
Esta es la Andalucía y la España que nos está tocando vivir.
¿Hasta cuándo?